lunes, 19 de agosto de 2019


Moscas salmoneras clásicas
Construcción por etapas
Por Marcos Juan Czerwinski

Baron

Receta del Dr. Thomas Edwyn Pryce-Tannatt según su versión en
How to Dress Salmon Flies”, 1914, London


Mosca atada por Marcos Juan Czerwinski

Anzuelo: 1" 1/4 a 2 pulgadas (1/0 a 5/0)
Tag: Tinsel redondo plateado y seda rojo rubí.
Cola: Una cresta (topping) de faisán dorado, yacutoro y  blue chatterer (o kingfisher) (o sustitutos de ambos).
Butt: Avestruz negro.
Cuerpo: En dos secciones iguales. La primera mitad tinsel chato plateado con butt de avestruz negro y velada arriba y debajo con yacutoro (Indian Crow). La segunda mitad seda negra.
Ribbing: Tinsel oval plateado.
Hackle: Hackle clarete oscuro sobre la seda negra.
Garganta: Jay (arrendajo) o gallina de Guinea teñida en los tamaños grandes.
Alas: Bajo ala, fibras de tippet; secciones casadas de cisne escarlata, azul y amarillo, florican, bustard, cola de pavo silvestre gris y cola de faisán dorado; secciones angostas casadas de cerceta (teal) y summer duck (con puntas barradas en blanco y negro), secciones angostas de mallard marrón encima.
Costados: Jungle cock.
Mejillas: Chatterer (o kingfisher); y una cresta (topping) encima de todo.
Cuernos: Guacamayo (Macaw)  azul y amarillo.




Etapa 1



Foto 1

Para la construcción de esta mosca usé un anzuelo Adlington & Hutchinson CS6 #6/0 de Partridge.

En la elección del anzuelo a utilizar debemos tener en cuenta dos aspectos primordiales, la forma del mismo y su tamaño. La forma nos va a dar el estilo que le queremos dar a esa mosca y su medida la seleccionaremos en función de los materiales que tengamos disponibles para atar la receta elegida, fundamentalmente en este caso, por el largo de las fibras que dispongamos para el ala de esa mosca.

Copiamos el anzuelo en un papel, le dibujamos la cola y la cresta tratando de mantener formas y proporciones y sobre este dibujo tomamos medidas del largo de las fibras que necesitamos para el ala. Y a medida que vamos eligiendo los materiales los separamos y procedemos a cortar las secciones de plumas que necesitamos y armamos el ala casando esas secciones. También ya nos preparamos la cresta para la cola y elegimos algunas crestas para el topping y las separamos.

En cuanto a la elección y preparación de las crestas, tanto para la cola como para el ala, como primera medida tenemos en cuenta el largo de la pluma, que sea adecuado para el tamaño de la mosca, y luego, una vez seleccionadas varias plumas, las revisamos y separamos las que tienen algunos defectos, entre ellos pueden ser fibras cortadas o faltantes, que la pluma en general no esté dañada y que sea fácil de planchar. Otro detalle importante, aunque no excluyente, siempre tratamos de que tanto las plumas elegidas para la cola como para el topping provengan de la misma ave. Muchas veces se encuentran diferencias en color y textura.

Una vez separadas las mejores plumas procedemos a su planchado. Hay diferentes formas o técnicas de hacerlo. Voy a describir la que yo utilizo. Dejamos las crestas en remojo en agua a temperatura ambiente durante una hora o más, asegurándonos que estén completamente sumergidas. Luego las vamos retirando del recipiente con una pinza tomando la pluma por su cabo y la “acostamos” sobre un vidrio colocado sobre el dibujo que realizamos previamente, conservando su curvatura natural o acomodando esa curvatura a nuestro gusto y necesidad en base al dibujo. Una vez lograda esta forma y ayudándonos con un punzón y la misma pinza vamos separando todas las fibras, peinándolas hacia abajo, hacia adentro de la curvatura del raquis. En una hora o un poco más las plumas ya están secas y se las puede utilizar. Las que sobran las guardamos en una cajita para que conserven su forma, no en un sobre o bolsita plástica, ya que de esta manera se deforman. Normalmente se despluma una cabeza entera y se hace este trabajo una sola vez. En este caso deben ser dibujos sobre anzuelos de diferentes tamaños para cubrir las variadas alternativas que se nos van a presentar más adelante.


Comencemos a atar!
Como primera medida protegemos el anzuelo con un trozo de celuloide al colocarlo en la morza para evitar marcarlo cuando lo ajustemos para el atado. Es muy importante que el anzuelo quede colocado con su pata perfectamente horizontal con respecto a la superficie de la mesa de atado.

Comenzamos con un hilo negro (o blanco si se prefiere) de 70 deniers u 8/0 atando el ojal, de silk gut o sustituto, en el extremo de la pata del anzuelo y por debajo del mismo. El enpatillado de este silk gut sobre el anzuelo no debe ocupar más de unos 5 a 6 milímetros del mismo. El sobrante se corta en diagonal con respecto a la pata del anzuelo. Éste, teóricamente, es el punto donde terminaría el cuerpo de la mosca. Se hace con el hilo un nudo de unas tres vueltas y se lo corta.

Construcción del tip:
Una vez finalizado el paso anterior cambiamos por un hilo blanco de 70 deniers u 8/0 y sujetamos el tinsel redondo para el tip, justo a la altura de la base de la lanceta, y lo atamos con varias vueltas, una junto a la otra, hacia atrás hasta llegar a la vertical de la punta de la lanceta. El tinsel es conveniente sujetarlo en la posición de las 17:00 horas, mirando la pata del anzuelo desde el frente, para que no se vea desde nuestra posición el bulto de la parte sujeta del mismo y que nos facilite este procedimiento, además, para que al enrollar el tinsel hacia adelante formando el tip, éste no se vea deformado, sino uniforme. 

La finalidad del tip es sostener la seda del tag, para que ésta no se caiga hacia atrás en el anzuelo. Por lo tanto con tres vueltas de tinsel es suficiente.

Hecho esto llevamos el hilo nuevamente hacia adelante hasta el punto original de su atado, o sea sobre la base de la lanceta, y comenzamos a enrollar el tinsel redondo hacia adelante, entre tres y cinco vueltas (lo suficiente para cubrir el largo de la lanceta proyectado hacia arriba en la curvatura del anzuelo), hasta llegar a la vertical de la base de la lanceta, lugar donde lo sujetaremos con el hilo con unas cinco vueltas del mismo.

Cortamos el exceso de tinsel y le desenrollamos y cortamos la cobertura metálica a lo poco que debería quedar del mismo después del corte para evitar el bulto innecesario que se formaría al enrollar el hilo hacia adelante. Con la uña aplastamos el tinsel que ya está tomado por las cinco vueltas de hilo realizadas para sujetarlo.

Construcción del tag:
Llevamos el hilo hacia adelante enrollándolo sobre el anzuelo, con una vuelta pegada a la anterior y con el hilo desenroscado para que se vaya ubicando chato evitando de esta manera la formación de irregularidades. Las mismas, como si fuera un cuerpo arrugado, nos van a crear un problema cuando le enrollemos encima la seda (o floss), la segunda parte del tag.

Seguimos enrollando el hilo, cada vuelta pegada a la anterior, hasta llegar a la vertical de la punta del anzuelo. Como la seda es mucho más fina que el tinsel que utilizamos para el tip, tendremos que hacer una base de hilo primero. Entonces, al llegar a la vertical de la punta del anzuelo volvemos con el hilo hacia atrás hasta el tip y regresamos hasta la punta del anzuelo, con el hilo achatado y, reitero, con cada vuelta pegada a la anterior.

Porque hay que achatar el hilo y cómo se hace? El hilo de atar normalmente está compuesto por muchas fibras largas torcidas sobre sí mismas para darle una forma de sección redonda para fortalecerlo. Esta forma redonda hace que al enrollarlo sobre el anzuelo forme una superficie rugosa, máxime si no lo enrollamos uniformemente con las vueltas separadas entre si o encimadas sobre ellas mismas. Como el cuerpo o el tag, en este caso, está hecho con seda las irregularidades que hubiere debajo de este cuerpo resaltarían demasiado haciendo que éste se viera muy desprolijo, y la desprolijidad no es el objetivo de este atado. Entonces, para evitar que el hilo se enrolle con esa forma redonda lo tenemos que desenroscar o destorzar cada cantidad determinada de vueltas. Cómo se hace el destorzado? Pues con el porta bobinas colgando del anzuelo lo hacemos girar en sentido anti horario hasta que veamos que el hilo se achata. Se nota a primera vista cómo el hilo se va achatando.

¿Porque hago hincapié en este tema del hilo chato? Porque la prolijidad de la mosca no se logra en la última vuelta de hilo en el nudo final de la cabeza, sino que la prolijidad se comienza a desarrollar desde las primeras vueltas del hilo sobre el anzuelo y a lo largo de todo el proceso de construcción de la mosca.

Planchado:
Más allá del cuidado que le dispensemos al enrollar el hilo tanto la base del tag como el bajo cuerpo, o la seda posteriormente, debemos "planchar" esos trabajos una vez finalizados. La forma de realizarlo es pasándole por encima, en toda la circunferencia del anzuelo y a lo largo de estas bases, un elemento duro, completamente liso, siempre en el sentido de avance del hilo o la seda, con el objeto de alisar perfectamente la superficie de estos trabajos. Cada atador tiene una herramienta preferida para este trabajo. Yo uso el mango de bronce de un viejo punzón que perdió su aguja en alguna caída de la mesa de atado al piso. Este manguito es redondo en su sección, muy pulido desde su origen, y más aún ahora después de tanto uso para planchar hilos y sedas.

Bien. Dicho esto sigamos adelante con esta mosca a la cual le falta bastante para terminar.

Entonces, una vez planchado el hilo de la base del tag atamos el extremo de la seda rojo rubí que vamos a utilizar, y comenzamos a enrollar la seda hacia atrás, hasta el tip, teniendo en cuenta todas las consideraciones hechas anteriormente para el enrollado del hilo base. 

La seda natural se enrolla con mucho cuidado ya que sus fibras son tan delicadas, que cualquier pellejo que tengamos en los dedos o uñas las corta arruinándonos el trabajo. Además, la grasa natural  y la transpiración de las manos ensucian y opacan la seda. Para evitar este problema se usan guantes de seda. Se compran en cualquier casa de costura. 

Regresamos desde el tip con la seda hasta el punto original y observamos si esa doble capa de seda es del mismo grosor que el tinsel enrollado en el tip. Si consideramos que el tag formado por la seda resulta más flaco que el tinsel realizamos entonces una nueva capa doble de seda encima de la anterior. 

La función técnica del tip es sostener la seda del tag, para que con el uso en la pesca no se aflojen las últimas vueltas de la misma y se vayan cayendo hacia atrás sobre la curvatura del anzuelo. 

Por lo cual, no debemos agregarle a nuestra mosca la segunda capa doble de seda si vemos que ésta sobrepasa en diámetro al tinsel del tip.
Siempre menos es más.

Los tag hechos de tinsel chato no llevan tip de tinsel oval o redondo por razones obvias, no tienen ninguna seda que sostener.

Finalizado el trabajo con la seda atamos con cinco vueltas de hilo el extremo final y cortamos la seda sobrante. Planchamos la seda.

Cola:
La cresta para la cola se selecciona junto con la cresta para el ala ya que las dos tienen que tener la misma calidad, tanto en el brillo como en el color. Deben tener, además, todas las fibras uniformes, del mismo largo, y que su raquis no esté retorcido o desviado. Estas dos crestas son muy importantes porque son las que enmarcan el ala de la mosca dándole esa forma tan característica y única y por su color dorado brillante saltan a la vista inmediatamente para luego fundirse con el resto de los componentes de la mosca haciendo del conjunto un elemento agradable a la vista. 

La cola debería tener de largo una vez y media la abertura del anzuelo. Podría ser un poco más larga, pero nunca más corta. El largo de la cola se mide con la cresta dispuesta en su forma natural, no estirada, desde la punta de la pluma en línea recta hasta el punto del raquis donde se va a sujetar la misma al anzuelo.

La cola se debe atar justo donde termina el tag, o sea, exactamente en la vertical de la punta del anzuelo. En ese mismo punto, y ya sobre la cola, se atarán los dos velos, en el caso de esta mosca. Y en el mismo punto de atado, para cubrir los cabos de la cresta y de los velos, se atará y enrollará con cuatro a seis vueltas la fibra de avestruz, elemento que formará el butt, el cual se comienza a formar exactamente sobre la vertical de la punta del anzuelo y extendiéndose hacia adelante, hacia el ojo del mismo.

Empecemos por atar primero la cola. Dijimos que el lugar exacto para su ubicación es donde finaliza el tag. Ahora bien, el tag está compuesto por cuatro capas de seda, o dos como mínimo, más una o dos capas de hilo, lo cual hace que entre el extremo del tag y el anzuelo en el lugar donde debemos atar la cola se forme un escalón. Si queremos atar la cola en esta situación ese escalón hará que la cola se pare literalmente y el raquis quedará a unos 90° con respecto a la pata del anzuelo, cuando en realidad debería continuar fluidamente la pata del anzuelo en dirección opuesta a la curvatura del anzuelo, como se ve en la foto. Obviamente hay que preparar una o dos capas de hilo, o lo necesario como para poder atar la cola sin que ésta se deforme en su aspecto. Estas capas no deben tener más de dos o tres milímetros de ancho, que es el espacio que van a ocupar las cuatro a seis vueltas de la fibra del avestruz. No está de más recordar que las vueltas de hilo de estas capas deben ser una junto a la otra y con el hilo chato.

Una vez preparado el lecho para los pasos siguientes, se presenta la cola elegida en el anzuelo, constatando su armonía con el mismo al tener el largo y la curvatura adecuada y su alineación perfecta con el plano del anzuelo. Una vez definida la posición de la cola y su punto de atado se aplasta el raquis en ese punto con una pinza de puntas planas y se procede a atar la cola, primero con unas tres vueltas de hilo, y una vez que constatamos que la cola quedó sujeta exactamente en el lugar y forma que queríamos y alineada con el plano del anzuelo, ajustamos con dos vueltas más de hilo y nos preparamos para los velos.

Sugiero encerar el hilo con cera blanda cada vez que se va a sujetar un material al anzuelo. Normalmente los hilos vienen sin encerar y esto hace que se aflojen si les damos nada más que unas pocas vueltas. La cera hace que el hilo no se deslice en su ligadura permitiéndonos usar menos vueltas para lograr el mismo efecto de sujeción y evitar que el material atado quede suelto o flojo. Al estar éste flojo, el material que atemos seguidamente va a moverlo de la posición correcta formando algo desprolijo si no nos damos cuenta de corregirlo.

Velos:
La pregunta que me hacen todos es: ¿Que largo debe tener el velo de la cola? El velo de la cola, cualquiera sea el material utilizado, debe, como mínimo, velar el tag y no debe superar nunca la mitad del largo de la cola.

Dicho ésto preparamos los dos velos que vamos a utilizar, yacutoro y kingfisher (en el caso de la mosca de la foto). Elegimos las plumas por su largo, que cubra el tag y un poco más, siendo la de kingfisher levemente más corta que la del yacutoro. Le aplastamos el raquis a cada una en el lugar donde las vamos a atar y procedemos a colocarlas, de a una por vez, sobre el raquis de la cresta ya atada. 

No es una tarea fácil, ya que montar un raquis sobre el otro se complica por el volumen de los mismos, aún cuando los hemos aplastado con la pinza. Insistiendo y corrigiendo finalmente se logra domar estas plumas diminutas y dejarlas colocadas dónde y cómo corresponde, lo cual es con los raquis alineados con el plano del anzuelo y horizontales con respecto al mismo, de tal manera que caiga la misma cantidad de fibras de cada una de esas plumitas, tanto de un lado como del otro de la cresta que forma la cola. Recuerdo, una vuelta al lado de la otra, con el hilo chato y encerado y no más de cinco vueltas por material.

Butt:
Falta este pasito, nada más, para un primer descanso. 

Antes de ponernos a trabajar con el avestruz vale la pena hacer un paréntesis, ya que viene al caso del primer descanso que nos vamos a tomar. 

Atar o construir una mosca salmonera es una tarea larga y complicada si la analizamos en su conjunto. Sin embargo, si dividimos el trabajo en etapas, se transforma en algo más divertido y descansado sin dejar de ser largo y complicado. El atado de salmoneras por diversión no es una carrera contra reloj ni es para impacientes. 

Una mosca cualquiera, y en general, se compone de cola, cuerpo y alas. Como ejemplo tomemos una mosca wet, la cual, si se quiere, es la expresión mínima de una salmonera. Claramente se compone de una cola, de un cuerpo al cual le sumamos un collar o barba, y el ala. El atado de cada uno de estos elementos es un paso, pero también podríamos llamarlo una etapa de un paso o dos.

Si lo aplicamos a la mosca salmonera podemos dividir el atado de la misma en etapas, algunas de ellas con más o menos pasos que las otras. Entonces nos encontramos con que, en la mosca que estamos atando hoy, tenemos prácticamente las mismas etapas, o sea, etapa cola, etapa cuerpo, etapa alas y le podríamos agregar una etapa extra de adornos compuestos por los costados, mejillas, cresta y cuernos. Así nuestra mosca Baron se compone de los siguientes pasos ya vistos en esta etapa de la cola, el tag que se compone de dos pasos, el tip y el tag propiamente dicho, la cola con sus dos velos, que son tres pasos, y el butt de un paso que todavía no iniciamos. 

Póngase contento estimado lector, terminamos el butt y con esto la primer etapa del atado de nuestra mosca. Ahora podremos descansar y revisar tranquilamente todo lo realizado hasta el momento. Daremos vueltas el anzuelo para todos los lados estudiando todos los detalles, corrigiendo lo que se pueda o lo que haya para corregir, y poniéndonos contentos porque las cosas nos salieron bien. 

Aunque puede suceder que lo que vemos no nos satisface. ¡Qué problema! ¿Qué hacemos? Y acá se presenta una de las ventajas de hacer la mosca por etapas: podemos desarmar lo que hicimos y corregir lo que no nos gusta, sin afectar en gran medida todo el trabajo realizado. ¿Se imaginan que desilusión nos podemos llevar si una vez finalizada la segunda etapa, o sea el cuerpo con todos los velos, juntas, ribbings y hackles, nos damos cuenta que la cola está torcida? Es para tirar todo por la ventana y no ver más una morza de nuevo. ¿No les parece? 

Más arriba mencioné que el atado de moscas no es para impacientes. La paciencia generalmente ayuda en este atado. La impaciencia nos obnubila el pensamiento y nos paraliza la mente.

Entonces, el descanso posterior a la finalización de la primera etapa es, además, para, por ejemplo, descubrir que la cola está torcida con respecto al eje o plano del anzuelo. En este punto del atado la solución existe y es simple, hay que desarmar hasta el paso de la cola y atarla mejor. Si escucharon a alguien alguna vez que les dijo que siempre ató salmoneras enteras, sin equivocarse y de un solo envión, ese alguien o les mintió o es el Messi del atado de salmoneras. Si es así sáquense una selfie con él y pídanle un autógrafo.

Si le preocupan los materiales que usó en esta etapa quédese tranquilo, tanto la cola, como el yacutoro y el kingfisher se vuelven a utilizar, a menos que la cola tenga algún defecto y que haya que cambiarla. De todas maneras la cresta no es tan cara. Lo que si va a tener que cambiar es la fibra de avestruz, la cual, prácticamente no tiene costo.

Y hablando del avestruz, terminemos con esta primera etapa formando el butt.

Habíamos terminado en el paso anterior de atar los dos velos, cinco vueltas de hilo para cada pluma, una pluma encima de la otra, o sea son tres capas de hilo en un espacio lineal de dos a tres milímetros, la primer capa sujetando la cresta, la segunda el yacutoro, y la tercera el kingfisher, además de las dos o tres capas de hilo que hayamos colocado como base.

En ese mismo espacio de dos milímetros tenemos que enrollar la fibra de avestruz. El raquis de la fibra de avestruz es chato y fino, brillante y muy lustroso y resbaladizo. Las fibras salen únicamente de un solo costado de este raquis, una hilera de ellas hacia arriba del plano del raquis y la otra hacia abajo del mismo. La forma de enrollar esta fibra es con el raquis hacia adelante con sus fibras orientadas hacia la parte trasera de la mosca saliendo desde el borde posterior del raquis. O sea que, con cada vuelta que le demos a la fibra sobre el anzuelo tenemos que ver el raquis hacia la derecha, hacia la cabeza de la mosca, y las fibrillas hacia la izquierda, o sea hacia la cola de la mosca. Este detalle es el más importante para tener en cuenta para poder lograr en las seis vueltas de fibra de avestruz un butt compacto y sin fibras aplastadas.

Para comenzar nuestro trabajo primero tenemos que considerar otro detalle. La fibrillas son uniformes únicamente en el tramo central de la fibra del avestruz. Tanto las fibrillas de la punta como las del cabo de la fibra son más cortas y no nos sirven para hacer un butt prolijo. Entonces, con las uñas pelamos el raquis del cabo, uno o dos centímetros y ése es el sector de la fibra que vamos a sujetar al anzuelo a las 1700 hs del mismo y en forma paralela a la pata del anzuelo, con dos detalles importantes a tener en cuenta, y éstos son: que las fibras tienen que estar del lado del atador y el raquis pelado en el lado opuesto o más alejado del atador. De esta manera al tomar la fibra para enrollarla el raquis va a quedar hacia adelante y las fibrillas hacia atrás, como debe ser. Y el segundo detalle importante es que deben quedar unos milímetros de raquis pelado hacia la izquierda del punto de atado porque la primera vuelta de la fibra debe ser sin fibrillas para que éstas se presenten luego verticales y prolijas y con una leve inclinación hacia atrás. 

Una vez sujeta la fibra al anzuelo, comenzamos a enrollarla de la manera descripta arriba, teniendo en cuenta que en cada vuelta el raquis debe estar encimado en el raquis de la vuelta anterior, sin dejar espacio entre cada vuelta de las fibrillas.

Si hicimos las cosas medianamente bien la sexta vuelta de la fibra de avestruz debería coincidir con el extremo derecho de la cama formada por las capas de hilo del atado de los componentes de la cola. Si no coincide soltamos el avestruz y agregamos tantas vueltas de hilo como sean necesarias para ampliar esa cama en forma uniforme y con terminación en cilindro y no en cono. La prolijidad y uniformidad de estas camas nos ayudará a que nuestro butt se enrolle en forma pareja y, por lo tanto, prolija.

Finalizado el trabajo con el avestruz recortamos los sobrantes del mismo y de los materiales componentes de la cola y de los velos, teniendo en cuenta de cortarlos inmediatamente donde termina el butt y con mucho cuidado de no cortar el hilo con el que estamos atando.

Ahora podemos relajarnos, tomarnos unos mates, y contemplar el trabajo que hicimos hasta ahora y decidir si seguimos con la etapa siguiente, o sea el cuerpo, o lo dejamos para otro momento.



Etapa 2


Ésta es la etapa del cuerpo, en la cual construiremos las dos partes del mismo, los velos, la junta, el ribbing y el hackle, y le agregaremos la garganta o barba.

Finalizada la etapa de la cola nos encontraremos con la pata del anzuelo pelada, con el butt en un extremo y el ojo del anzuelo atado en el otro extremo, y en ambos casos un escalón formado por dichos elementos.

Entre dichos escalones debemos preparar un bajo cuerpo con capas sucesivas de hilo hasta que esos desniveles desaparezcan. En la Foto 1 vemos el bajo cuerpo finalizado pero aún sin planchar. En la Foto 2 vemos en la segunda mitad el bajo cuerpo planchado y listo para recibir la seda negra (o el floss).

La forma de construir este bajo cuerpo varía según la técnica utilizada por cada atador, por la forma ahusada de la pata del anzuelo, la cual no es igual en todos los modelos de anzuelos salmoneros existentes, y por la forma que le queremos dar al cuerpo de nuestra mosca.

En este sentido no hay ninguna regla fija. Van a encontrar atadores que hacen el cuerpo de sus moscas en forma de cigarro, ahusado hacia los extremos, otros en forma de cilindro, y algunos también con forma de cono invertido, o sea la base hacia la cabeza.

Si observamos detenidamente las moscas antiguas, las originales, no las copias de ellas, veremos que el cuerpo es anormalmente grueso para los estándares actuales. Esto se debe a que esas moscas estaban construidas para pescar, y, por lo tanto, la extensión del ojo de silk gut, que nosotros recortamos a los cinco milímetros, en aquellas moscas llegaba hasta el butt. Y la razón de ello es que ese ojo debía estar atado firmemente a la pata del anzuelo para que no se desarmara en el primer tirón del salmón.

Entonces, siguiendo la técnica de una vuelta junto a la otra y el hilo chato, hacemos tantas idas y vueltas sobre la pata del anzuelo hasta lograr un bajo cuerpo parejo y del grosor deseado por nosotros.

Para acortar el tiempo de esta parte del atado sugiero un cambio de hilo, el de 70 deniers u 8/0 que estamos usando por uno más grueso 210 deniers o 3/0, siempre blanco. Al ser más grueso el hilo las capas que vamos a tener que hacer van a ser menos. También podemos usar floss blanco, de ése del cual tenemos un rollo y no sabemos en qué utilizarlo, lo podemos aprovechar en este caso.

Otro dato importante es que si el cuerpo va a ser de tinsel chato, o parte de él como en este caso, el bajo cuerpo tiene que ser lo más cilíndrico posible ya que si no lo es vamos a tener dificultades para enrollar en forma pareja el tinsel.

Una vez que estemos satisfechos con lo que hicimos anudamos el hilo grueso utilizado y planchamos todo el cuerpo perfectamente. Hecho esto, volvemos a atar el hilo blanco fino próximo al butt para comenzar con el cuerpo.

El primer paso es marcar justo el centro del cuerpo donde va a ir la junta o butt medio. Para lo cual tomamos la medida entre el extremo derecho del butt y el extremo de la pata del anzuelo restándole los cinco milímetros que vamos a utilizar después para atar la barba y las alas y para formar la cabeza. Marcamos con alguna fibra de punta fina o con un lápiz bien afilado el centro del cuerpo, y hacemos otra marca más a cada lado de la central, separadas un milímetro de la misma. Estas marcas son las referencias para la finalización de la primera mitad del cuerpo, la marca de la izquierda, y la marca de la derecha el comienzo de la segunda mitad del cuerpo. Y en esos dos milímetros vamos a atar los dos velos de yacutoro y el avestruz para formar la junta, la cual v a ser similar al butt.

El segundo paso es sujetar el tinsel oval para el ribbing y el chato para la primera mitad del cuerpo. Para lo cual atamos primero el oval y luego el chato comenzando a las 1600 hs de la circunferencia formada por la sección de la pata del anzuelo vista de frente.

El tinsel oval lo atamos paralelo a la pata del anzuelo, con cinco vueltas de hilo, bien cerca de la última vuelta de la fibra de avestruz del butt. Cortamos el sobrante y aplastamos lo atado con las uñas para nivelarlo lo mejor posible con el cuerpo si es que no le habíamos aplastado antes su extremo con una pinza de punta plana. Si no logramos ese efecto el tinsel chato se va a enrollar con una protuberancia debajo que lo terminará deformando.

Seguidamente ataremos el tinsel chato, digamos, a las 1700 hs, justo debajo del oval. Rotaremos la morza tantas veces como sea necesario para acomodar los materiales que no vemos desde nuestra posición de atado.

Para que el tinsel chato se enrolle en forma prolija debemos preparar primero el extremo por el cual lo vamos a atar. Considerando que el tinsel cuando lo enrollamos describe una espiral, su segunda vuelta se superpondrá a la primera produciendo una desprolijidad que se puede evitar. La mejor forma para preparar ese extremo para evitar este efecto no deseado, es recortando ese extremo sacándole con la tijera al tinsel un semicírculo oblongo a lo largo, dejando uno o dos milímetros de la punta sin recortar. Este extremo sin recortar es el que vamos a atar, con el recorte oblongo ubicado hacia abajo y con su extremo recto hacia arriba y paralelo a la pata del mismo, de tal manera al comenzar a enrollarlo la parte del tinsel sin recortar se apoyará sobre el butt y la parte recortada quedará mirando hacia el sector delantero del anzuelo, permitiendo de esta manera que el tinsel se enrolle correctamente en espiral. Ésta es la forma más conveniente, ya que los dos milímetros que dejamos sin recortar en el extremo sirven de anclaje, evitando que éste se deslice debajo de sus cinco vueltas de hilo al comenzar a enrollarlo para formar el cuerpo.

Una acotación más: si tenemos varios elementos para enrollar en un cuerpo se sujeta primero el que vamos a enrollar en primer término. En este caso tenemos dos elementos, tinsel oval y tinsel chato. Como el oval va encima del chato en el cuerpo va a ser el último que trabajaremos y, por lo tanto, el último en ser sujeto al bajo cuerpo. No importa cuántos de estos elementos necesitemos para hacer un cuerpo, siempre el último que vamos a sujetar lo ubicaremos en las 1700 hs. Ningún elemento puede salir a la vista del atador, siempre lo hará por detrás del anzuelo. Aunque, con respecto a esto último hay excepciones en algunas moscas como las Spey, por ejemplo.

Habiendo tenido en cuenta todas estas recomendaciones estamos listos para enrollar los dos elementos. Habiendo llevado el hilo hacia adelante, hasta la marca de la izquierda del sector de los dos milímetros, comenzamos entonces con el tinsel chato prestando suma atención al principio de la primera vuelta ya que ésta nos va a marcar el camino a las subsiguientes. Si vemos que la primera vuelta no nos gusta, que no se apoya sobre el butt completamente y en toda la circunferencia, o que la segunda vuelta por más que lo intentemos no queda bien alineada con la primera dejando un espacio entre las mismas, deshacemos el paso y comenzamos de nuevo. Si tenemos que desatar el tinsel y atarlo nuevamente, lo hacemos. Es mejor corregir los errores o defectos de atado en el principio, donde se originan, que tener que desarmar después todo el cuerpo.

Para este trabajo es muy útil la morza rotativa. O sea, manteniendo firme el tinsel en la mano derecha hacemos rotar la morza con la izquierda, con lo cual vamos viendo en todo momento cómo se va enrollando el tinsel.

Una vez colocado el tinsel chato y atado con cinco vueltas lo inspeccionamos para constatar nuevamente su prolijidad, sobre todo que todas las vueltas estén juntas, sin separación entre ellas. Se supone que si hicimos bien el bajo cuerpo y lo planchamos correctamente no debería haber protuberancias en el tinsel. Si es necesario deshacemos lo que haga falta y corregimos.

El paso siguiente es enrollar el tinsel oval. Siempre van a ser cinco las vueltas de ribbing en el cuerpo de una salmonera, aún si éste está dividido en dos secciones iguales, como en este caso de la Baron que estamos construyendo. Si el cuerpo se divide en tres o más secciones, y alguna de ellas lleva ribbing, en estos casos en particular se permiten 3 vueltas.

Finalizamos el ribbing en el mismo punto que el tinsel chato y también con 5 vueltas. Antes de cortar el sobrante controlamos que todas las vueltas estén parejas, misma distancia entre una y otra, alineadas y firmes, tensas, sobre el tinsel chato. Si no hay nada que corregir cortamos los sobrantes del tinsel oval con tijera y del chato con movimientos de vaivén con los dedos o con una pinza de hackle hasta que se corte naturalmente solo. Aplastamos con la uña el extremo roto y le damos encima dos o tres vueltas extra de hilo.

Ahora preparamos las dos plumas de yacutoro, o algunas similares que tengamos, para colocarlas como velo en esta sección del cuerpo. Las plumas tienen que tapar el butt y sus puntas deben cubrir un poco el tag, no mucho. Tomamos una referencia del punto de atado en el raquis de las plumas, quitamos las fibras de la pluma por debajo de este punto, aplastamos ese lugar con una pinza de punta plana y atamos con cinco vueltas cada pluma. Deben quedar perfectamente horizontales y coincidir en el largo.

Tomamos una fibra de avestruz, la preparamos y atamos exactamente igual como lo hicimos para el butt. Cubrimos los dos milímetros que teníamos marcados para esta junta con unas seis vueltas y terminamos atando la fibra con cinco vueltas de hilo. Tanto el butt como esta junta deben tener el mismo aspecto. Recortamos cuidadosamente los sobrantes al ras de la última vuelta de hilo y nos preparamos para la segunda sección del cuerpo. En la Foto 2 podemos observar cómo debería quedar terminada la primera sección.




Foto 2



Si estamos conformes con el resultado obtenido en la primera sección del cuerpo nos preparamos para continuar construyendo la segunda sección. En ésta vamos a trabajar con el ribbing de tinsel oval plateado, con el hackle clarete, con la seda negra y finalizaremos esta etapa con el hackle de la garganta, el cual según la receta debe ser de jay (arrendajo), pero en este caso por ser un anzuelo grande, 6/0, usaremos una pluma que lo imita y es la gallina de Guinea teñida de azul, tomando en cuenta que las fibras de esta pluma sean algo más largas que las de las últimas vueltas del hackle.

Antes de comenzar con este medio cuerpo controlamos que el bajo cuerpo esté perfectamente alisado, o planchado, y que el sobrante de la fibra de avestruz de la junta, último elemento atado, no forme una protuberancia. Si está todo bien comenzamos sujetando con cinco vueltas chatas el tinsel oval plateado en la posición 16:30 hs. Inmediatamente debajo del tinsel, o sea a las 17:00 hs aproximadamente, sujetamos también con cinco vueltas el hackle clarete por su punta, habiendo doblado hacia atrás las fibras de uno de los lados del raquis, de tal manera que cuando se enrolle ese hackle las fibras de ambos lados del raquis apunten hacia la cola de la mosca.

Hecho esto llevamos el hilo hacia adelante hasta el punto donde termina el cuerpo y sujetamos allí la seda negra con las consabidas cinco vueltas de hilo plano. Seguidamente enrollamos la seda hacia atrás cuidando que ésta se enrolle en forma plana sobre la base del cuerpo y que sus vueltas estén una junto a la otra. Así hasta que llegamos a la junta donde invertiremos la dirección del enrollado y teniendo las mismas consideraciones en cuanto a la prolijidad del enrollado finalizaremos donde comenzamos, en el punto delantero del cuerpo. No cortamos todavía el sobrante de la seda y nos dedicamos a planchar bien este sector.

El paso siguiente va a ser enrollar el tinsel con cinco vueltas, de igual manera que lo hicimos en la primera sección del cuerpo, y sujetarlo en la última con las cinco vueltas de hilo. Tampoco cortamos este sobrante de tinsel todavía.

Detrás del tinsel enrollamos el hackle. Éste debe ir bien pegado al tinsel oval y detrás del mismo. Cuando llegamos con el hackle al punto de finalización damos dos vueltas más al mismo, muy juntas, para darle mayor volumen a la barba que ataremos seguidamente.

Pero antes de continuar con la gallina de Guinea para la barba inspeccionaremos el trabajo que hicimos hasta este momento en la segunda sección del cuerpo. Éste es el momento para hacer alguna corrección si hiciese falta. Controlamos que las vueltas de tinsel sean cinco, que estén distribuidas en forma pareja y que estén alineadas entre sí. Luego controlamos el hackle que esté bien dispuesto detrás del tinsel y bien pegado al mismo y, a su vez, tirante, que no esté suelto. También peinamos con los dedos todas las fibras hacia atrás y nos cercioramos que no haya ninguna fuera del lugar.

Una vez que aprobamos nuestro trabajo cortaremos los sobrantes de seda, de tinsel y de hackle, preparando con varias vueltas de hilo el lugar donde vamos a enrollar la barba. Ver Foto 3.




Foto 3



En este punto de la construcción de la mosca es donde cambiamos el hilo blanco por uno negro, también fino, de 70 deniers u 8/0.

Sujetamos la pluma de Guinea por la punta y la enrollamos inmediatamente después del hackle teniendo especial cuidado de que las fibras, las de ambos lados del raquis, apunten hacia atrás. Para lo cual antes de cada vuelta de esta barba peinamos las fibras hacia atrás con los dedos de la mano izquierda. Ver foto 4. Dejamos descansar la mosca en este punto y nos dedicamos a la etapa siguiente.


Foto 4

 Etapa 3


Esta etapa de la mosca es la más interesante y divertida. Es el momento de preparar el ala. Se verá que no es un trabajo complicado, aunque sí es largo y en el cual hay que prestar atención a varios aspectos para que el ala quede lo mejor posible una vez que fue atada al anzuelo.

La primera consideración que debemos tener en cuenta es la correcta elección de los materiales en cuanto a largo de las fibras de las plumas y a su calidad. Analizando el listado de plumas de la receta vemos que hay plumas del ala de tres tipos diferentes de aves, cisne y avutardas (bustard y florican), y plumas de cola de pavo y de cola de faisán.


Foto 5

Si bien todas las fibras de todas las plumas se casan de la misma manera, una fibrilla de una fibra se engancha con la fibrilla de la fibra vecina, no todas las plumas tienen el mismo “cierre” en cuanto a su eficacia. Casan más firmemente las fibras de las plumas de las alas del cisne o de las avutardas que las fibras de la pluma de la cola del faisán dorado.

La estructura de estas diferentes plumas varía también entre las diferentes aves y del lugar de donde se obtienen esas plumas. A simple vista parecen todas iguales, o muy parecidas. Sin embargo tienen sus diferencias, en algunos casos significantes. Las plumas del ala del cisne, por ejemplo, son las más finas y delicadas. Si comparamos una fibra de de cisne con una de cola de faisán dorado vemos que esta última es casi el doble de gruesa que la primera.

Otra característica de estas plumas que se utilizan para el ala es que no todas tienen la misma curvatura en sus fibras. Si la diferencia de curvatura es muy notoria esto se refleja una vez finalizada el ala, produciendo un efecto no deseado en la misma, tanto visualmente como estructuralmente.

Entonces ya nos podemos dar cuenta que en esta etapa lo más importante es la buena elección de los materiales. A todas las consideraciones mencionadas más arriba le debemos agregar que le debemos prestar especial atención a las dos plumas elegidas, por ejemplo, de cisne, ya que las mismas deben ser exactamente iguales entre sí, aunque, obviamente, deben ser una del ala derecha y la otra del ala izquierda del ave. La excepción es la pluma de la cola del pavo silvestre, ya que muchas veces encontramos estas plumas del centro de la cola en las cuales las fibras son simétricas al tener el raquis en el centro de las mismas.

Cuando elegimos las plumas para el ala, además de fijarnos que tengan todas las características mencionadas anteriormente, debemos asegurarnos que el largo de las fibras sea similar y que tengan la misma curvatura. Las fibras tienen un ahusamiento que va desde su base y se extiende hacia la punta. Si en el punto de atado el grosor de este ahusamiento no coincide de un semi ala con el otro, lo más probable es que al “bajar” el ala con el hilo, las fibras no se encimen unas sobre otras uniformemente haciendo que el ala no quede perfectamente recta y vertical. Y en cuanto a las curvaturas de las plumas, si éstas son diferentes las de un lado con respecto al otro, al atar el ala sobre el anzuelo ésta va a quedar torcida fuera del plano vertical del anzuelo apuntando su extremo hacia el lado del ala donde las fibras tienen menor curvatura.

Una vez que estamos conformes con las plumas elegidas procedemos al diseño o distribución de las fibras en el ala. Lo más simple es cortar las secciones y casarlas unas con otras y lo más complicado es casar una fibra de cada sección mezclando las fibras y colores a gusto y elección del atador.

Ahora bien, nos preguntaremos en este punto cuántas fibras por sección cortaremos. En este caso todo depende del estilo de atado de cada uno. Hay quienes producen alas altas, o anchas, con mucho vuelo, y otros construyen alas más estilizadas, no tan altas ni tan anchas. Es obvio que el atador de salmoneras principiante no tiene desarrollado todavía su estilo. Por lo cual en esta primera etapa debemos tomar en cuenta tres consideraciones, la primera es el tamaño del anzuelo que vamos a utilizar. En realidad la referencia es la abertura de ese anzuelo, no el largo de la pata, ya que el ala, en general, no debe ser más alta que esa abertura. La segunda consideración es la cantidad de tipos de plumas que se utilizarán para confeccionar esa ala. A mayor cantidad de plumas diferentes menor va a ser la cantidad de fibras que utilizaremos de cada una para un tamaño dado de anzuelo. Y la tercera consideración es que cuantas más fibras contiene el ala más se complica “bajarla” en el momento de su fijación en el anzuelo.

En el caso de la mosca que estamos utilizando como ejemplo para este paso a paso del atado de la misma, el ala se compone de siete plumas diferentes, y se ha elegido hacer las correspondientes secciones de cuatro fibras cada una, separándolas a su vez en dos secciones, la inferior compuesta de una fibra de cada pluma y la superior de tres fibras por cada sección. O sea, el ala está compuesta por veintiocho fibras en total.

La siguiente gran pregunta sería, ¿en qué orden casamos las secciones? Lo tradicional es que se empiece a construir el ala desde abajo hacia arriba, colocando las diferentes secciones en el orden en que son mencionadas en la receta. Está entonces, después, en la voluntad y gusto de cada atador complicarse más o menos jugando con diferentes distribuciones de colores y texturas. Para estos últimos osados sugiero que primero dibujen con lápiz el ala en un papel y a un costado de la hoja vayan haciendo una lista vertical en el orden que quieran de la cantidad de fibras por cada color que van a distribuir en el ala. Es más fácil borrar con una goma en el papel que ir casando y divorciando fibras hasta encontrar la combinación buscada.

En el ala de esta Baron que estamos atando se respetaron todos los materiales de la receta excepto las fibras de la cola del faisán dorado que fueron reemplazadas por fibras del ala del faisán Argus, y las de cisne por cola de pavo blanco teñidas, ya que en ambos casos en general no son suficientemente largas como para el tamaño de esta mosca.

Ahora sí, ya tenemos las plumas elegidas y procederemos a cortar las secciones de cuatro fibras cada una. Comenzamos con las plumas escarlata de cisne. La duda que tiene la mayoría de los iniciados en el atado de estas moscas es cuáles son las fibras que forman el ala derecha y cuáles la izquierda. Para tener la situación clara, si la mosca avanza en el sentido que indica el ojo del anzuelo, el ala derecha es la que tenemos frente a nosotros si el sentido de avance de esa mosca puesta en la morza es de izquierda a derecha, o sea, para los diestros. Y, por consiguiente, el ala izquierda es la que está del otro lado de la mosca, el que no vemos. Parece un chiste, pero muchos se confunden con este tema.

Si tomamos una pluma y vemos que las fibras que vamos a utilizar salen del raquis hacia la izquierda, pues esas fibras formarán el ala derecha. Y, por consiguiente, si las fibras salen del raquis hacia la derecha, estas fibras formarán el ala izquierda.

Importante: separar bien las fibras que van a formar el ala derecha de las que van a formar el ala izquierda. Éste no es un tema menor, ya que si por alguna razón cambiamos de lado algunas fibras éstas no se van a casar con el resto.

Para proceder a casar las fibras de a una debemos trabajar con las secciones enteras primero. Tomamos entonces la primera sección que es cisne escarlata y le casamos arriba la sección azul del cisne, presentando las secciones de tal manera que estén sus bordes paralelos, sin tocarse, y las puntas alineadas formando un ángulo al cual lo forman naturalmente las mismas puntas de las secciones. Una vez logrado emparejar las puntas se casan las secciones por sus bordes.
Cuando tenemos estas dos primeras secciones perfectamente unidas con un punzón divorciamos tres fibras del cisne azul quedando casada solamente una a la sección escarlata. Procedemos ahora a presentar la sección amarilla del cisne correspondiente de la misma manera que lo hicimos en el paso anterior y casamos ambas secciones, la escarlata con una fibra de azul con la amarilla de cuatro fibras. Una vez que están bien casadas procedemos a divorciar tres fibras amarillas dejando una casada al resto.

A continuación realizamos el mismo procedimiento con el resto de las plumas en el orden que indica la receta, casando a la sección base de cuatro fibras escarlata, una azul y una amarilla de cisne, la sección de florican quitándole tres fibras una vez que casamos esta sección, luego seguimos con el bustard, con el pavo silvestre y con el faisán dorado, quitándole a cada una de estas secciones tres fibras.

Finalizado esto nos debe quedar una sección casada de cuatro fibras de cisne escarlata, y una fibra de cada uno de cisne azul y amarillo, y florican, bustard, pavo silvestre y faisán dorado. En este punto divorciamos con un punzón tres fibras de cisne escarlata, contando desde abajo hacia arriba, de tal manera que nos va a quedar una fibra escarlata casada con el resto de las fibras simples.

Separamos esta sección de siete fibras y procedemos a casar entre sí las secciones de tres fibras, en el mismo orden de la receta, o sea, al cisne escarlata le casamos hacia arriba el cisne azul, a éste el amarillo, a éste el florican y así hasta terminar de casar todas las secciones de tres fibras.

Esta sección que nos queda de 21 fibras la casamos arriba de la sección de siete fibras. Y ya tenemos lista el ala derecha.

Procedemos de la misma manera para confeccionar el ala izquierda.

Como ya queda dicho, este proceso del armado del ala es largo pero no difícil, y es, además, interesante y divertido. Lo primero resulta de la cantidad de consideraciones que tenemos que tener en cuenta al elegir las plumas y lo segundo porque es donde tratamos de introducir nuestra vena artística combinando colores, diseños y texturas para otorgarle un toque fino, elegante y prolijo al ala, la parte más característica y sobresaliente de este tipo de moscas.

Etapa 4

Esta es la etapa del bajo ala. A simple vista es un trabajo simple. Sin embargo tiene mucha importancia ya que es el sostén, el fundamento, en el que finalmente se apoyará el ala. Si bien en prácticamente todas las recetas figura como fibras de tippet, la costumbre de los atadores de moscas de exhibición es utilizar, en cambio, tippets completos pero con un sector recortado. Sin dudas es una buena costumbre ya que las fibras solas, sueltas, no quedarían tan elegantes como la pluma completa, o, por lo menos, la parte que se ve por debajo del ala.

Trabajar con tippets si bien no es difícil lleva su tiempo elegir correctamente las plumas, prepararlas para el atado y finalmente colocarlas adecuadamente en el anzuelo.

Necesitamos dos plumas, una del lado derecho y otra del lado izquierdo del faisán dorado, preferentemente que su raquis tenga cierta curvatura. Las dos barras negras de la pluma tienen que estar en buen estado de conservación y coincidir el espacio entre ambas barras en las dos plumas. Para colocar estas plumas se toma como referencia la segunda barra negra, la cual tiene que coincidir en la vertical del butt, y, de ser posible, la primera barra debe llegar al tip del tag. (Ver foto 6).

Entonces, una vez elegidas las dos plumas por su aspecto general y teniendo en cuenta la separación indicada entre las dos barras negras, las presentamos sobre la mosca y comenzamos el proceso de preparación para su atado final. Para lo cual marcamos en las plumas el punto donde las vamos a atar y arrancamos suavemente del raquis las fibras ubicadas de este punto hacia la derecha, hacia el ojo del anzuelo, cerciorándonos antes que la segunda barra coincida con el butt.

Una vez limpio el raquis de fibras innecesarias aplastamos con una pinza de puntas planas el punto donde va a estar la atadura, de tal manera que ese sector aplastado quede horizontal con respecto a la parte superior del anzuelo y transversal a la pluma. Atamos las dos plumas juntas en su posición vertical con dos o tres vueltas de hilo y observamos cómo reaccionan ellas a la presión del hilo. Con seguridad no van a quedar perfectamente ubicadas. Hacemos este paso para ver que retoques les tenemos que hacer para que queden en su posición debida.

Generalmente se nos van a presentar dos situaciones en este punto. Una es que las plumas van a quedar apuntando hacia arriba en lugar de hacerlo hacia atrás, hacia la cola de la mosca. Y la otra es, si miramos la mosca de frente, que las dos plumas se van a separar en su parte superior, la más alejada de la pata del anzuelo.


Foto 6

No hay que entrar en pánico en este punto. Todo se soluciona con unos toques de pinza de punta plana. Es muy probable que la razón por la cual la puma termina apuntando hacia arriba es que exista un escalón entre el raquis de la pluma de Guinea utilizada para la barba en la última vuelta y el sector inmediatamente aledaño a la misma, o sea la base de hilo donde tenemos que atar los tippets. La solución es, entonces, primero rellenar con vueltas de hilo para minimizar el efecto del escalón y, segundo, trabajar el raquis con la punta de la pinza con la idea de hacer una especie de “Z” en el mismo como para que las vueltas del hackle de la barba queden por debajo de la “Z” y la pluma se recueste naturalmente sobre el cuerpo de la mosca, y que no apunte hacia arriba. En esto ayuda mucho la curvatura natural del raquis hacia abajo. Si el raquis es recto se complica un poco más.

Este trabajito nos puede llevar unos minutos. Una vez que estamos satisfechos con la posición en que quedan los tipetts vista la mosca lateralmente, controlamos su posición mirando la mosca de frente. Seguro que las plumas siguen separadas. Este efecto se produce porque estamos atando algo plano, el raquis aplastado, sobre un cilindro, la sección transversal de la pata del anzuelo. Una vez más con la ayuda de la pinza de puntas planas corregimos tomando con la herramienta el raquis de la pluma derecha, la que está de nuestro lado de la mosca,  en el punto de atado del raquis, y giramos levemente en sentido anti horario la pinza mientras con la otra mano sostenemos firmemente la pluma. Hacemos lo mismo con la pluma del otro lado de la mosca, pero en este caso giramos la pinza en sentido horario. Atamos con dos o tres vueltas de hilo las dos plumas juntas y observamos cómo quedan. Corregimos lo que haga falta. Si estamos satisfechos terminamos de colocarle dos o tres vueltas más de hilo. En la foto 7 se puede ver cómo deben quedar las plumas finalmente colocadas, juntas y en el plano vertical del anzuelo. No olvidar encerar el hilo.


Foto 7

Como último paso recortamos cuidadosamente las fibras de la parte de arriba de las plumas para que esas puntas no sobresalgan del ala cuando ésta esté colocada.

Etapa 5

Y llegamos a la etapa más misteriosa del atado de estas moscas, la “bajada” del ala.

Le anticipo al lector que no hay ningún misterio en esto, solamente hay que entender la técnica y algo de práctica y mucha paciencia. En más de una oportunidad va a tener que desatar el ala, plancharla al vapor, e intentar nuevamente el procedimiento. Tantas veces como sea necesario. Y, finalmente, un buen día se da cuenta que bajó el ala correctamente de primera intención. Ese va a ser un gran día para Ud. Se va a quedar mirando su trabajo con enorme satisfacción, disfrutando del momento.

A todos nos costó hacerlo. A algunos un poco menos y a otros un poco más. Hasta que se lo vieron hacer alguien o preguntaron cómo hacerlo. Ese fue mi caso. Le pregunté a Ken Sawada, un conocido maestro atador japonés, quien en un poco más de tres palabras me develó el secreto: bajar el ala hasta la mitad con los dedos y luego terminar ajustando con el hilo. Muy simple!

El detalle completo, de principio a fin, de cómo hacerlo lo describo a continuación. Como primera medida, hay que encerar muy bien el hilo, aún si éste ya viene encerado. Esto evita que las vueltas que le demos al hilo al atar no se aflojen dejando suelta el ala.

El paso siguiente es tomar las dos alas, juntarlas, alinearlas y darles la forma que queremos que tenga, y tomándola con la mano derecha colocamos sobre el bajo ala esa “carpita” formada, alineando el extremo del ala con la cola. Una vez bien presentado todo, cambiamos de mano tomando el ala con las yemas del índice y pulgar de la mano izquierda teniendo especial cuidado de que las puntas de las yemas queden en la vertical del punto de atado.

En este momento controlamos que las fibras inferiores del ala, tanto de un lado como del otro, queden colocadas sobre la parte superior del anzuelo, no al costado del mismo, y todas apuntando hacia adelante pasando por encima de la horizontal del ojo del mismo.

Satisfechos con la presentación del ala, en forma delicada, sin apuro y sin nervios, procedemos a bajar con los dedos índice y pulgar de la mano derecha las fibras superiores, tomándolas por su extremo, hasta donde podamos hacerlo de esta manera sin forzar el ala, teniendo muy en cuenta que todas las fibrillas se vayan apilando una sobre otra, como si estuviésemos plegando un acordeón, y sobre el plano vertical del ala.

Cabe agregar que la dirección del empuje que hacemos sobre las fibras no debe ser vertical sino oblicua, hacia atrás y hacia abajo, apuntando a la lanceta del anzuelo, sujetando firmemente el ala con los dedos de la mano izquierda. Este movimiento nos permitirá formarle al ala esa joroba tan característica. En realidad esto depende también del estilo de atar de cada uno. Hay atadores que forman el ala sin tanta joroba. Y hay otros cuyas alas parecen que se van a caer hacia adelante debido al tamaño exagerado de la joroba que le hacen. De todas maneras, cualquiera de estos casos es válido y depende del estilo de atado de cada uno, como ya queda dicho.


Foto 8

Seguimos. Si hacemos bien esta bajada manual, sin hilo, las fibrillas van a ir tomando esa nueva forma pero van a tender todavía a volver a su posición original quedando, en el mejor de los casos, aproximadamente a la altura de la mitad del ala. Éste es el punto en el que comenzamos a utilizar el hilo para terminar de realizar la bajada del ala. Con cuidado pasamos el hilo sobre el ala y dejamos colgado el porta bobinas con esa primera media vuelta para que su propio peso baje un poco más las fibras, para lo cual ayudamos con los dedos a que las fibras sigan apilándose en forma correcta y en la vertical. Tomamos nuevamente el porta bobinas y completamos la primera vuelta ya con un poco más de ajuste en el hilo haciendo el mismo proceso de colgar el porta bobinas del otro lado y ayudar a las fibras para que no se caigan hacia el otro lado por el torque producido por el ajuste del hilo.

Continuamos con este proceso de ajustes progresivos hasta completar la tercera o cuarta vuelta del hilo o hasta una quinta vuelta si no estamos muy seguros. Si vemos que no venimos bien con el procedimiento sin soltar el ala que sostenemos con la mano izquierda, deshacemos las vueltas del hilo y las volvemos a ajustar tantas veces como sea necesario hasta que nos guste lo que vemos. En ese momento podemos soltar el ala y controlaremos su aspecto general, tanto de un lado como del otro y que el ala esté perfectamente vertical y alineada con el plano del anzuelo (Foto 9). Si estamos satisfechos damos unas cinco vueltas más de hilo para afirmar el ala y continuamos con el paso siguiente.


Foto 9

En el caso que no nos guste lo que vemos no hay ningún problema en deshacer todo y comenzar de nuevo. Algunas veces hasta se va a tener que planchar nuevamente el ala al vapor. Hay que juntar mucha paciencia y no enojarse. Estas cosas pasan. Con el tiempo van a poder bajar el ala casi de memoria.


Etapa 6

Después del estrés producido por la bajada el ala llegamos a esta etapa, la de colocarle a la mosca sus adornos, los cuales, a simple vista, nos parecen muy fáciles de trabajar en comparación con lo complicado que fue, o pareció ser, la etapa del ala. No es tanto, ni tan poco. Sin hacerle misterio al asunto, aún pareciendo un trabajo simple, tiene sus consideraciones para tener muy en cuenta también.

En esta etapa colocaremos los hombros, el techo, los costados y las mejillas. En las recetas de estas moscas salmoneras la sección  de cerceta casada con woodduck barrado, en este caso, se llama hombro (shoulder) y no se menciona como tal en las recetas, creo que para ahorrar espacio. El largo de esta sección es siempre hasta la altura del butt cuando está presente junto con el costado, normalmente de Jungle Cock, y la mejilla, normalmente de chatterer, kingfisher o yacutoro. Si este hombro no figura en la receta y se menciona el costado (side), éste siempre llega hasta la mitad del cuerpo solamente, y las mejillas cubren la mitad del mismo. Todos estos elementos tienen que quedar alineados con el centro del ala.

Dicho esto pasamos a preparar los materiales para el hombro. Tal cual lo hicimos para el ala, las secciones de cerceta y woodduck las tomamos del lado derecho del raquis de estas plumas para formar el hombro izquierdo y, viceversa, las del lado izquierdo del raquis serán, entonces, para el hombro derecho. Estas fibras se casan de igual manera que las demás plumas del tipo mencionadas anteriormente.


Foto 10

Al momento de atar estos hombros a la mosca nos fijamos si nos molestan las fibras salientes y sobrantes del ala. Si es así las recortamos con cuidado de tal manera que vayan formando la cabeza. La herramienta ideal para este trabajo es la tijera corta cutícula que se usa para manicura. Se toma firmemente el ala con la mano izquierda en el punto de atado y se va recortando las fibras de a poco comenzando por las fibras de arriba hasta llegar abajo para cortar las que se encuentran sobre la pata misma del anzuelo. Si hemos encerado bien el hilo la cabeza se mantendrá firme sin desarmarse.

Enceramos un tramo de hilo, le hacemos una pequeña joroba al hombro derecho para que una vez atado siga la línea central del ala dentro de lo posible, y lo presentamos entonces alineando su punta con el butt y con no más de tres vueltas de hilo lo sujetamos provisoriamente. Corregimos la posición del hombro si hace falta y nos disponemos a realizar el mismo procedimiento con el hombro izquierdo.

Una vez que constatamos que ambos hombros están bien atados en su lugar pasamos a preparar el techo (roof). Seleccionamos dos plumas de mallard color bronce (bronze mallard), una derecha y la otra izquierda, que sus fibras tengan el mismo largo y misma composición de colores.  La punta del techo normalmente no debe sobrepasar el butt y el largo debe ser tal que en el punto de atado deben estar las raíces blancas de las fibras y sobre el butt las puntas marrones. Separamos con un punzón el ancho de sección que necesitamos para la mosca, mismo ancho en cada pluma y preparamos sus fibras antes de cortar. Lo que vamos a realizar en este punto es darle forma a las fibras para que coincida con la curvatura el ala en la bajada de la misma. Para lo cual tomamos firmemente el raquis en posición vertical con la mano derecha y con la izquierda peinamos las fibras hacia abajo tomándolas entre dos dedos hasta darle la forma vista en la foto 10. Mientras vamos haciendo este proceso presentamos en el ala la sección aún en la pluma para asegurarnos de que la forma que le estamos dando es la correcta.  Preparamos el techo izquierdo de la misma manera. Una vez que estamos satisfechos procedemos a separar estas secciones de su pluma. No las cortamos ni arrancamos del raquis, cortamos directamente el tramito de raquis con sus fibras como se puede ver en la foto 10. Esto nos facilita el posterior atado de la sección al evitar que las fibras se separen en el proceso.

Enceramos el hilo nuevamente y ya con la mano izquierda en poción de sujetar las secciones presentamos en su posición de atado el techo izquierdo primero y con el dedo índice lo sostenemos suavemente contra el ala y hacemos lo mismo con el techo derecho el cual va a ser sostenido por el pulgar. En este punto terminamos de ajustar y ubicar correctamente las secciones en su lugar de atado y procedemos a darle no más de dos vueltas con el hilo. En este punto tenemos que tener en cuenta que el hilo, con su torque al ser enrollado, va a tender a llevar la sección derecha hacia arriba del ala y la sección izquierda, la del otro lado, hacia abajo. Corregimos este defecto reubicando las secciones con la mano derecha y aplicamos firmemente unas tres vueltas más de hilo.

Si nos gusta lo que vemos en este punto podemos soltar la mano izquierda y controlar el aspecto general del techo. Tenemos que ver que las puntas de las dos secciones coincidan en el largo, que los bordes superiores de ambas secciones están juntos a lo largo de toda la parte superior del ala en todo el tramo que la cubren, desde el lugar de atado hasta el extremo de sus puntas. Normalmente el techo va a tener una forma de carpita sobre el ala. Es bastante difícil hacer que el mallard quede pegado al ala en todo el sector que ocupa. Si no nos gusta cómo queda corregimos lo que haga falta. Si consideramos que hay que desarmar no lo dudemos, siempre va a ser más fácil atar de nuevo que corregir lo que no se quiere corregir. Así son las plumas, ingratas!

Ahora sí, si no hemos recortado las fibras sobrantes del ala es el momento de hacerlo. Pero antes deberemos recortar las fibras sobrantes del hombro y del techo. Siempre hagan este trabajo con la tijera corta cutícula. Con la tijera normal las fibras muchas veces patinan hasta que los filos las muerden. En cambio la corta cutícula al trabajar como guillotina hace cortes limpios y más precisos.

El paso siguiente, y para terminar con esta etapa, atamos los costados y las mejillas teniendo en cuenta, además de las proporciones mencionadas más arriba que tienen que guardar cada uno de estos elementos, que la curvatura natural de estas pequeñas plumas coincida con la caída del ala. O sea que, para el costado derecho el jungle cock que utilizaremos es el que tiene el raquis con curva natural a la izquierda y lo opuesto para el costado izquierdo, o sea el jungle cock con curvatura natural a la derecha. Lo mismo para las mejillas, aunque en este caso no es tan importante ya que las plumitas son tan cortas que apenas se nota su curvatura.

Hecho esto cortamos los sobrantes y preparamos la cabeza, dándole su forma definitiva con vueltas de hilo bien encerado, para el atado de la cresta y de los cuernos. Foto 11.

  


Foto 11

Etapa 7

Última etapa. Ya falta poco para terminar. Si bien todos los pasos tienen su propia importancia este último, siendo el remate de la mosca, debe ser extremadamente prolijo. De nada sirve haber hecho las cosas bien hasta este punto si lo arruinamos con una cresta mal puesta o con una cabeza desprolijamente acabada.

Tomamos la cresta seleccionada para la cobertura del ala y la presentamos en la mosca ubicándola en su posición, coincidiendo la punta de la misma con la punta de la cresta de la cola. Una vez logrado esto determinamos el punto de atado del cabo del raquis. En ese punto exacto le hacemos al raquis una marca con la uña y desde allí al extremo aplastamos lo que queda del mismo. Enceramos bien el hilo y procedemos a atar la cresta con dos vueltas y nos cercioramos que la pluma haya sido bien colocada y acomodada sobre el ala. Como al hilo le dimos nada más que dos vueltas es muy fácil manipular para que quede perfecto el trabajo, o sea, que el extremo de la pluma esté tocando el extremo de la cola, que la pluma esté bien alineada con el plano del ala y que las fibras de la misma caigan a ambos lados del ala en forma prolija. Si estamos satisfechos con lo que vemos terminaremos de ajustar con tres vueltas más de hilo.

Volvemos a encerar el hilo y nos preparamos para atar los cuernos. Habiendo cortado dos fibras de la pluma de la cola del guacamayo, una de cada lado del raquis, nos fijamos si son del mismo largo. Si no es así ataremos primero la más corta, y luego la más larga alineándola con la primera. Vale la pena recordar que la fibra de la izquierda del raquis va a ser el cuerno derecho y la fibra derecha el cuerno izquierdo.

La posición clásica de los cuernos es a lo largo del ala, con una pequeña inclinación hacia arriba, de tal manera que las puntas de los cuernos se crucen sobre el ala lo más cerca posible del final de la misma.

Cortamos el sobrante de la cresta y de los cuernos y terminamos la cabeza cubriendo los extremos de lo recién cortado con algunas vueltas de hilo, una al lado de la otra, de tal manera que nos quede una cabeza cónica y prolija.

Hacemos el nudo final y cementamos. Para ello yo uso esmalte para uñas negro, rebajado un poco con acetona, y lo aplico con pequeñas gotitas con la punta del punzón. Dejo secar la primera mano varias horas y recién cuando le voy a sacar la foto aplico la segunda mano.

Sugerencia, tomen el atado de estas moscas salmoneras con mucha paciencia y estén preparados y decididos a deshacer algo que no les gusta cómo quedó. Aten despacio, no lento. Disfruten de lo que hacen. Estudien los materiales, van a entender mejor cómo utilizarlos y cómo atarlos.

Buen atado!!




Terminada la mosca!
Foto 12